Cabecera de la iglesia del monasterio de San Jerónimo en Granada |
El monasterio de San Jerónimo atesora sobre los muros de la iglesia un completísitmo programa iconográfico, entre los años 1723 y 1735, obra de Juan de Medina en su mayor parte.
De este importante tesoro pictórico que cubrió en el siglo XVIII los sobrios muros góticos y renacentistas del siglo XVI, destacan una serie de programas iconográficos alusivos a la vida del Gran Capitán, sepultado en la cabecera del templo. Otra importante serie en el coro alto, dedicada a la Exaltación de la Fe, el Triunfo de la Fe y el de la Eucaristía, siguiendo los modelos de Rubens, así como un amplio repertorio de ángeles músicos distribuidos por las bóvedas. Pero, curiosamente, el ciclo más fácil de observar, pues se desarrolla en los grandes pilares góticos de la nave del templo y al nivel de los ojos de los fieles, es el menos apreciado y conocido. Se trata del que representa a los Siete Arcángeles más el Ángel de la Guarda que presiden cada uno de estos gruesos soportes estructurales.
Sobre el tema dejo aquí un enlace al publicado con el título "Ángeles, arcángeles, serafines y otros seres alados en el arte granadino": http://amigosocg.com/datos/publicaciones/pdfs/al%20compas%2036.pdf
Mientras, queda pendiente la próxima publicación de un texto exclusivamente dedicado al ciclo de San Jerónimo y que es base de lo que aquí vamos a desarrollar.
Detalle de las bóvedas sobre el coro alto, en el que se aprecia todo el despliegue de ángeles músicos. |
Triunfo de la Iglesia |
La iglesia del monasterio se comenzó a construir a comienzos del siglo XVI sobre unas trazas góticas muy similares a las de la Capilla Real de Granada. A este periodo corresponden los gruesos pilares góticos en donde se desarrolla el ciclo de los Siete Arcángeles. En 1523 es cedida la cabecera a la duquesa de Sesa para enterramiento de El Gran Capitán y Jacobo Florentino se incorpora a las obras, con un concepto renacentista que será continuado, a la muerte de este, por Diego de Siloee entre 1528 y 1546. Tras Siloee quedaron pendientes algunos trabajos, como el magnífico retablo de la cabecera y la reja que separaría la capilla mayor de la nave, a la usanza de la Capilla Real, y la portada de Juan de Orea. Pero no sería ya hasta las fechas que hemos indicado arriba del siglo XVIII, cuando se realizara la intervención pictórica en los muros, cambiando radicalmente la apariencia del templo, brindándonos así un espacio sublime que, pese a su paulatino deterioro, sigue impactando al visitante.
De entre los ciclos, el de los Siete Arcángeles es el menos común por diversas cuestiones, pero fundamentalmente por haber sido condenado en varios Concilios. Para nuestra visión actual el elenco de los arcángeles se reduce a la trinidad formada por Rafael, Miguel y Gabriel y los tres tienen un papel muy concreto en nuestra relación con las Sagradas Escrituras. Así, Rafael es un sanador y acompañante fiel de Tobías en su viaje iniciático, mientras Miguel es el encargado de luchar contra los ángeles caídos, especialmente Lucifer, aparte de ser el encargado de pesar las almas. Y Gabriel es el portavoz de Dios ante la Virgen para dar la noticia de la Encarnación. Todos ellos están representados en los pilares de San Jerónimo junto al Ángel de la Guarda, pero ¿Quienes son los otros cuatro?
Grabado que abre el libro de los "Siete príncipes de los ángeles, validos del Rey del Cielo" en el que se representan los siete arcángeles con sus nombres y atributos característicos (Bruselas, 1707) |
La devoción por los Siete Arcángeles, aunque viene de lejos, nos la
cuenta Mâle en una curiosa historia que se inicia en 1516 con la
aparición, bajo el enlucido de una iglesia de Palermo consagrada a San Ángel,
mártir de la Orden
de los Carmelitas, de unos frescos que representaban a siete arcángeles con sus
atributos e inscripciones con sus nombres, de los que solamente eran conocidos
los de los tres canónicos más el de Uriel, de amplia tradición medieval.
Así, Rafael tenía una píxide y daba la mano al joven Tobías que llevaba
un pez, mientras el letrero decía “medicus”. Miguel pisaba al
demonio, llevaba una palma y un estandarte con una cruz roja y la inscripción
“victoriosus”. Gabriel portaba una linterna y un espejo de jaspe, sembrado de
manchas rojas y el título de “nuncios”. Barachiel llevaba rosas en el manto y
el nombre de “adjutor”. Sealtiel, con las manos juntas sobre el pecho en
actitud de orar y el título de “orator”. Jehudiel, con una corona de oro
y un látigo con tres cuerdas negras y el título de “remunerador”. Por último Uriel,
con una espada desnuda y una llama a sus pies y el título de “fortis socius”.
Este hallazgo se interpretó como una revelación y, en 1523, Carlos V erigió una iglesia en honor de los Siete Arcángeles e incluso la devoción se extendió tanto que hasta el mismísimo Miguel Ángel realizaría las reformas de las termas romanas de Diocleciano para convertirlas en la iglesia de Santa María de los Ángeles. Pese a su rápida divulgación, el Concilio de Trento recordó que no se debía representar nada que ya hubiera sido prohibido en algún Concilio anterior, condenándolo expresamente, lo que había acontecido en el Concilio IV de Letrán en el 475, donde se prohibió expresamente el escribir los nombres de los cuatro arcángeles no citados en los libros canónicos que componen las Sagradas Escrituras. Por tanto, se hubieron de borrar todos los letreros que acompañaban a las representaciones en la iglesia romana y en otras posteriores. Algo que también ocurrió en San Jerónimo de Granada.
Las figuras, algo mayores que el natural, se disponen en las semicolumnas del templo con los pies a la altura de la vista y sobre una amplia cartela que encierra unas curiosas inscripciones que dan pista de la representación de cada uno de los arcángeles y su función simbólica, pudiéndose apreciar, en algunas de ellas, que esas cartelas cubren una anterior en la que, probablemente, se encontraba el nombre verdadero de los Arcángeles.
Las representaciones son las siguientes desde el lado del Evangelio y desde los pies hasta la cabecera:
Arcángel calzado, situado sobre nubes, vestido con túnica y manto rojo. La mano izquierda recoge un ramito de flores, mientras que el brazo y mano derecha tienden hacia el suelo, señalándolo con el dedo índice. Bajo él, se descubre una cartela que dice así:
De Dones Selestiales.
Flores rociaste atodos los
mortales.
Se trata
del Arcángel Barachiel, cuyo atributo principal es un tallo de rosas, un vaso
con rosas o el regazo repleto de estas flores y repartiéndolas.
Descalzo, sobre nubes, con túnica roja y manto azul. La mano izquierda porta un incensario y el brazo derecho, flexionado hacia la altura del pecho, muestra la palma de la mano hacia el espectador como dándole la indicación de espera o paciencia. Su mirada se fija en lo alto. En su correspondiente cartela dice:
En humo de oraciones,
Como aromas, ofrezcocorazones.
Se trata de Sealtiel, el Arcángel y sus atributos son los habituales.
Calzado, sobre nubes, viste túnica verde claro, capelina y manto rojo. En la mano izquierda porta un pez y con la derecha sostiene la vara del caminante. El artista ha pintado sus alas en un tono blanquecino. Su cartela reza así:
Si quieres lograr lo que Tobias
Yo soi medicina y guia.
Se trata de Rafael, el Arcángel acompañante y guía del joven Tobías en la misión encomendada por su padre. Auténtico viaje iniciático. También se le suele representar con una cajita o píxide en la que se guarda el ungüento extraído de la hiel del pez que serviría para curar la ceguera del padre de Tobías, también se le representa guiando a un niño como representación de Tobías.
Calzado y vestido de guerrero con faldellín verde por encima de las rodillas, coraza y morrión empenachado. En el brazo izquierdo, replegado, porta un escudo circular con un sol de oro y las iniciales Q.S.D. “Quién como Dios?”. En la mano derecha sujeta una especie de estuche decorado con puntos de oro, a los pies un dragón alado yace pisoteado por él. Su cartela dice:
Vencido el Dragon fiero,
Las Almas guio donde esta el
Cordero
Es una iconografía típica de San Miguel, a quien se le suele representar con una espada en la mano o con una lanza con la que ha vencido al demonio, personificado en la sierpe o dragón de los pies. También puede portar una balanza, pues es el encargado de guiar las almas de los fallecidos, tal y como indica el texto de sus pies.
En el lado de la Epístola:
Descalzo con túnica blanca y manto rojo. Está en actitud de andar y en íntima relación de gestos con un niño que se deja llevar. El texto que le acompaña es el siguiente:
Trata á tu Alma bien.
Que yo te ayudare tambien
Es el Ángel de la Guarda, no forma parte de la serie arcangélica y sin duda cumple aquí funciones de simetría en los ocho pilares. Es una especie de ángel promocionado a comienzos del siglo XVI por la devoción del obispo François d’Estaing, que consiguió que León X aprobara su fiesta, llegando su difusión hasta el punto de que en el siglo XVII, Clemente X impusiera la fiesta a la Iglesia Universal. Esta devoción, además de la cercanía que otorgaba al espíritu como inspirador y guía del ser humano, también fue una forma más de enfrentamiento ante luteranos y calvinistas.
Descalzo, sobre nubes, las alas de tonos rojizos, viste con túnica dorada que deja ver su pierna izquierda y sobretúnica violeta. Porta en la mano izquierda una disciplina y en la derecha una corona de oro. La cartela dice:
Por mi tendremos la victoria.
Obra bien y tendras gloria.
Se trata de Jehudiel, se le puede representar también con un fuego castigador en vez de la disciplina. Es el Arcángel tutelar de la confesión y la penitencia, representadas por la corona del perdón y el azote del castigo.
Descalzo, sobre nubes, con túnica verde pálido y sobretúnica dorada. La mano izquierda en el pecho y en la derecha una luminaria. Su texto es:
Con aromas y con incienso
Se adora á Dios en la tierra y
Cielo.
Es Uriel, se le puede representar también con una espada en la mano además de la llama, es el fuego o luz de Dios. Es un Arcángel tutelar de la Purificación y contra las tentaciones. Es el único que tiene las alas, de tonos azulados, desplegadas.
Descalzo, sobre nubes y alas grisáceas, viste con túnica blanca, sobre túnica carmesí y alba blanca, en su estampado de oro aparece el anagrama del Ave María que se puede leer completo en la cinta que porta en su mano izquierda, mientras en la derecha porta la vara de azucenas. Su texto es:
Del Fuerte Soverano
di, en un Ave Maria, feede Humano
Se trata de Gabriel, el tercer Arcángel canónico, el anunciador de la Virgen María. Se puede representar también con un farol encendido o un espejo, como guía o como símbolo de pureza.
En cuanto a la disposición espacial del ciclo, podemos hacer notar algunas cosas. Por una parte, su ubicación en los pilares del templo en un punto intermedio, permite interpretar su situación como pilares de la fe, como defensores de los designios divinos e intercesores entre los hombres y el trono de Dios. El orden en el que se representan desde los pies hasta la cabecera sigue, como ya vimos, el orden tradicionalmente otorgado en la tratadística, por lo que existe una especie de escalafón que podría ser leído de la siguiente forma: A la entrada del templo a izquierda y derecha, el Ángel de la Guarda como espíritu protector y Barachiel, “Bendición de Dios”. Los siguientes pilares tienen a Sealtiel u “Oración de Dios”, y a Jehudiel “Confesión de Dios” con la corona del premio y el azote del castigo. El siguiente par de columnas, ostentan a Uriel “Fuego de Dios” y a Rafael “Medicina de Dios”. Por último, San Gabriel “Fortaleza de Dios” y San Miguel “Quien como Dios?”. De este modo, tendríamos al entrar a la iglesia el siguiente mensaje de ascensión: Recepción mediante la protección y la bendición, recomendación de la oración y la confesión, el beneficio de la penitencia y la guía por el camino de la fe, para llegar finalmente a la revelación de los dos grandes Arcángeles que asisten a Dios, el emisario que anuncia la Encarnación del Verbo y el defensor de la Verdad y acompañante del alma humana en su tránsito a la vida eterna.