domingo, 18 de septiembre de 2011

SAN BAUDELIO EN EL DESIERTO

Vista de San Baudelio desde la pequeña necrópolis

          En un páramo soriano que antiguamente se encontraba rodeado por un bosque mediterráneo, se alza uno de los edificios más singulares del patrimonio artístico español: la ermita de San Baudelio de Berlanga.
         San Baudelio se encuentra entre las poblaciones de Caltojar y Casillas de Berlanga (Soria), cuyos vecinos tuvieron un importante papel en la historia de la ermita. El edificio siempre ha sido un foco de atención por su singularidad arquitectónica y sus pinturas al fresco. A lo largo de todo el siglo XX el edificio fue objeto de diferentes estudios por importantes eruditos como Lampérez, Zozaya, Bango o Gómez Moreno, a los que recientemente se les han unido los trabajos de Antonio Ávila Juárez y Milagros Guardia en 2004 y 2011 respectivamente.
          
Detalle de la columna central y la tribuna del fondo
           La ermita se compone de dos cuerpos bien diferenciados, ambos de planta rectangular tendente a la cuadratura. El más grande es la nave del templo, propiamente dicha, y el segundo el ábside, adosado al primero y de menor tamaño. La excepcionalidad más importante se halla en la nave, centrada por una importante columna, de la que parten ocho nervios que describen otros tantos arcos de herradura que sostienen la bóveda de plementos del templo. En el ápice de la columna y, cubierta por una curiosa bovedita de crucería de inspiración califal, hay una pequeña cámara como una linterna de función no definida.
Se completa el interior con una tribuna al fondo, en contacto con la gran columna, soportada por una arquería de herradura de cinco cuerpos de ancho y dos de profundidad, con un cuerpo avanzado que alberga una pequeña capilla en la parte alta. Todos estos elementos le dan un curioso sabor hispanomusulmán al interior, la palmera formada por la gran columna y su ramillete de arcos, y la arquería que tradicionalmente se le ha denominado “la mezquitilla” son los culpables de esta relación y de la difícil comprensión cronológica y estilística del edificio. 

Interior del pórtico que sostiene la tribuna, la llamada "mezquita"

          Por otra parte, la situación geográfica del templo también ayuda a hacer volar la imaginación al estar situado en el llamado “Desierto estratégico del Duero”, es decir, la zona despoblada que marcaba la frontera entre los emergentes reinos cristianos y, el califato en un principio, y los reinos de taifas más adelante; lo que lo sitúa en un espacio de alternancia y predominio de una u otra cultura. De todas formas, toda esta zona quedó bajo control cristiano en el reinado de Alfonso VI de León-Castilla durante el proceso de expansión que culminaría con la toma de Toledo en 1085 y algo más tarde, Alfonso I de Aragón repoblaría todas estas tierras, llegando hasta nosotros una primera referencia del monasterio de San Baudelio en 1136, en una relación de lugares que quedaban bajo la administración de la Catedral de Sigüenza, lo que con el tiempo daría lugar a diferentes pleitos por parte del obispado de Osma que lo reclamaba para su circunscripción.

Detalle intrados del arco del ábside
          Otra singularidad del edificio son sus magníficas pinturas al fresco, que fueron expoliadas en los años veinte del siglo pasado, al ser vendidas por los doce vecinos de Casillas de Berlanga a León Leví –por sesenta y cinco mil pesetas– para arrancarlas de sus muros y trasladarlas a Estados Unidos, concretamente a la colección Dereppe de Nueva York, de donde pasarían a diversos museos norteamericanos como Boston, Cincinnati, Indianápolis y el Metropolitan de Nueva York. Pero no queda aquí la historia de estas pinturas, pues en los años cuarenta hubo un intento de canjear varios de estos fragmentos por dos cuadros de Velázquez que custodia el Museo del Prado y, aunque no se produjo este trueque, en los años cincuenta sí que se conseguirían repatriar varios de los paneles. En 1957 se llegó a un acuerdo entre el Metropolitan y el Estado español, para canjear el ábside románico de la iglesia de San Martín de Fuentidueña en Segovia, a cambio de seis de las pinturas de San Baudelio y las de la Vera Cruz de Maderuelo de Segovia, que desde entonces se muestran en el Prado. Más adelante, en la década de los sesenta se arrancarían por seguridad el resto de pinturas que quedaban en la bóveda y comenzaría la exploración y restauración de todos los muros y la posterior reintegración de las pinturas de la palmera en 2002.
          Sobre la iconografía y extraña disposición espacial del interior se han escrito, como he dicho más arriba, bastantes páginas y siempre han estado revoloteando las dudas sobre las fechas de la construcción y la decoración, así como el mozarabismo y las influencias musulmanas. Pero es muy interesante pensar este espacio en términos de la propia liturgia a celebrar en su momento. Así, la liturgia hispánica y la introducción del rito franco-romano –con Sancho Ramírez– en territorios aragoneses y que más tarde se extendería a los castellanos, tienen que tener un peso importante en este espacio único que se adaptaría a las procesiones internas y externas, pues la tribuna tiene dos accesos coetáneos: una escalera adosada al muro interior y una puertecita al exterior en la parte trasera. Hasta la original linterna sobre la copa de la palmera, que se ha identificado como pequeña cámara del tesoro, podría estar más cercana a la dramatización de algún acto litúrgico cuaresmal o como ostensorio. E incluso, la presencia de la cueva eremítica precedida del pórtico de la mezquitilla, también tiene una gran relación con el Santo Sepulcro. Por lo que la compleja articulación interna con tribuna alta, presbiterio elevado, pasos ceremoniales de acceso y el singular espacio bajo la tribuna que, con unas particulares propiedades acústicas, podría albergar un coro de gran resonancia, harían del sacrificio de la misa un auténtico espectáculo para los fieles.
 
Detalle de la palmera y las decoraciones murales conservadas en los plementos de la bóveda
          Como nada de esto está totalmente definido, adjunto unos enlaces de publicaciones solventes con más información y versiones diferentes de este magnífico edificio al que os animo a visitar.

Boletín de la Sociedad Española de Excursiones (1924)
Interesante publicación fundamentalmente por las fotografías de las pinturas in situ.


Cuadernos de Arte e Iconografía (2004)
Interesante interpretación iconográfica.


Pinturas murales bajas de San Baudelio de Berlanga





1 comentario:

  1. Muy excelente artículo, has detallado muy bien este templos tan curiosos, atractivo y singular que me hizo temblar las rodillas la primera vez que entré en su interior, por allá el 2007. Me impacto muchísimo!!

    ResponderEliminar